La simple relación que traduce el título del libro nos permite apreciar la fusión de la medicina con la literatura y la poesía, a través de tres exponentes descollantes de ambas vertientes. Eduardo Wilde, José Ingenieros y Baldomero Fernández Moreno tuvieron la similar virtud de ser médicos y a la vez prestigiosos escritores.

Influenciados por una época sobresaliente en letras y política como lo fue el fin del siglo XIX y principios del XX, entregaron a la ciencia y a la literatura su pasión, su visión optimista, sus inquietudes y su razón de vivir.

El Dr Héctor Miguel Manzi logra plasmar estas características a través de una investigación histórica, explicitando perfectamente las vocaciones e ideas comunes de quienes, con sus diferentes enfoques, sintetizan el amor por la medicina y la fuerte atracción de la literatura, demostrándolas absolutamente compatibles aunque su coexistencia personal pueda enunciar un dilema.

No me cabe duda que en el autor hubo un fuerte impulso hacia el análisis que propone en su libro, consecuencia de su propia pasión por la medicina y la literatura. No pudo producirse una mejor síntesis de la existencia de ese sentimiento compartido. Podría afirmar que es casi autorreferencial.

El mensaje elaborado en un contexto sociológico que se encuentra en las antípodas de aquel tiempo que vivieron Wilde, Ingenieros y Fernández Moreno, nos permite hacer un análisis de la decadencia de nuestra sociedad. Desde la cultura del esfuerzo y la excelencia del mérito nos exhibe despiadadamente la banalidad y el desprecio de ambos valores en nuestro tiempo.

Un patrón relevante es la convicción sobre el papel que juegan las ideas, la claridad de juicio, la inquietud y fortaleza de espíritu en la búsqueda de sus objetivos, la templanza, integridad y arraigo a los principios, a la moral y al valor del conocimiento reflexivo, en una sociedad ávida de crecimiento y superación pero no exenta de violencia y radicalización de las ideas, por lo que la claridad de expresión era un atributo y una herramienta esencial para encauzar los cambios estructurales. Miguel explora y reseña minuciosa y esmeradamente estos caminos.

Conjugando Asclepio y Calíope, logra adecuar la convivencia de estas figuras mitológicas en el espíritu de nuestros entrañables personajes.

Luis M. Ejarque