La POESÍA no ha perdido vigencia, no es un miasma de museo, carece de códigos rebuscados y sigue siendo la niña mimada de la literatura. Para probar dichos extremos, los textos de esta autora tientan sin red y sin pudor a los amantes de la lectura, a los rebeldes con causa y sin causa, y a todos aquellos que quieran sumarse a esta particular cruzada, a quebrar las reglas de la manera más revolucionaria que se pueda plantear en estos tiempos de permanente desestructuración, nada más y nada menos que restableciéndolas. Para pisar hay que pisar firme, o renunciar a seguir caminando. Para apostar hay que apostar fuerte, o quedarse para siempre en las gateras. Apostemos a la Poesía.