Hay que hacer un hueco permanente para esta novela en nuestra biblioteca. Su clima nos recuerda al Jardín de las delicias: ángeles con cuernos y diablos con pequeños muñones en la espalda, con alas que dejaron de crecer por extrañas razones. Leemos como bajando por una escalera en espiral, a cada paso nos topamos con ese bestiario del que también hacemos parte. No sabes qué ocurrirá al final del libro, tampoco qué va a pasar contigo cuando dejes de leerlo. John Jairo Junieles Escritor y periodista-Premio Nacional de Literatura Ciudad de Bogotá