Una galera bastó para cambiar su destino. Catapultándolo al vértigo de una prolongada danza de patines. Deslizándose velozmente por una pista de luces, magia, brillos y risas. Dejando caer sobre sus hombros una catarata blanca de años y anécdotas. De historias. Ese adminículo edificó un cerco entre la realidad y la fantasía. La demencia y la cordura. Las calles del Centro, el escenario ideal para “el loco de la galera y los patines”. Personaje emblemático, tal vez el último, de una calle Corrientes, arteria viviente de una ciudad que sorprende al menos desprevenido. “¡Si dentro de cincuenta años no se cuenta la historia de Galera… vuelvo y los mato a todos, loco…ja ja ja !!¡Yo tengo que quedar… el mito de Galera!”.