El acto de escribir suele ser una búsqueda constante que, en ocasiones, nos proporciona algún hallazgo. Arduo es el camino del escritor y del poeta en pos de alguna revelación con forma de relato o de poema. Pero, convencido les aseguro, que tarde o temprano ello ocurre. Un libro es en sí, una aventura. Es haberle ofrendado al mundo una confesión literaria cuyos sentidos se revelan en párrafos o en versos. Cuando el autor firma su obra se ata a ella y a su destino; se hace cargo de su aporte y les anuncia a sus lectores que tiene algo que decir, pues el propósito de todo escrito es que alguien más lo lea. Así: con humildad y sencillez, con prosa fluida y versos cargados de emociones, con la convicción de los que no se resignan y la ilusión a flor de piel, el autor marcha resuelto al encuentro con su destino, que no es otro que dejar huella, -haciendo camino al andar-. Todo lo antedicho está presente en este libro, fruto digno del tesón de su autora, Patricia Elena Vilas, quien abrigó la pasión por escribir al influjo del romántico sevillano, Gustavo Adolfo Bécquer, y nuestra muy cercana y no menos imprescindible Alfonsina Storni. Aquí encontrará el lector un atado de relatos y un racimo de poemas, todos ellos construidos laboriosamente por la autora, que según su propio decir, alimentó durante muchos años el ansia de verlos reunidos en un libro. Enhorabuena. Sepan, pues, que los libros son como las personas: hay que conocerlos por dentro para saber de qué están hechos; y bueno es no dejar para mañana, lo que pueden hacer hoy… o si prefieren, ahora mismo. RICARDO TEJERINA Buenos Aires, junio de 2013