Es sabido que el hombre concibe el paso del tiempo a través de los acontecimientos y de los cambios que él puede observar y experimentar; esto sucede, no solo a través su experiencia personal, la cual indefectiblemente le resulta única e intransferible; sino también a través de los cambios y de las mutaciones que se desarrollan en el mundo que lo circunda; así, su existencia individual y su universo referencial, se transforman en el máximo desafío de indagación, de asombro y de conocimiento. El tránsito por este mundo, la conciencia sobre la finitud, la impermanencia, la inexorabilidad del paso del tiempo y el sentido de trascendencia, son algunas de las variables que se conjugan en esta fugacidad, a la que hemos llamado “vida”. De este modo, las horas y los días, acompañadas por las luces y las sombras de la realidad, le otorgan a este hombre - universo, la posibilidad de detenerse en cualquier lugar y en cualquier instante; con el único objeto de poder descubrir dentro del cosmos, todo lo que en él sucede y acontece. En esta oportunidad, a través de la poesía Tanka, he pretendido poetizar algunas de mis observaciones, mis meditaciones y mi asombro cotidiano; es por esta razón, que ahora, los invito a mis lectores, a que juntos, podamos descubrir, los misterios del tiempo…