Steven Russell es un investigador de lo paranormal, cuya obsesión es demostrar científicamente la existencia del más allá. En el corazón de esa obsesión late un oscuro hecho de su infancia, a medias olvidado: La trágica muerte de su madre. Todas sus investigaciones, sin embargo, han conocido tan solo el fracaso, arrojándolo a Russell al pozo sin fondo del ridículo.Una azarosa sucesión de hechos lo conectará con su última investigación, la más importante de todas. Steven se trasladará a un olvidado pueblo en la provincia argentina de Córdoba, a desentrañar un misterio que rodea la figura del magnate Francisco Piria, el fundador de Piriápolis. Una misteriosa mansión construida por el difunto magnate del Uruguay será la clave, el punto final, de la larga travesía de Steven Russell. Masonería, cultos esotéricos, ritos y ocultismo, conformarán el mundo simbólico en que la historia se desarrollará.La pregunta por la eternidad es la que alumbra esta narración breve. La eternidad como una prisión, y el pasado como carcelero de esa prisión. El lustroso pasado de Sudamérica como faro de un esplendoroso futuro que nunca llegó; y este presente desangelado, habitado por el espectro de esos esplendores. El de Steven Russell, en definitiva, será un nombre cualquiera para referirse a la búsqueda de nuestra identidad, todo ello en medio de una pretendida historia de fantasmas y mansiones encantadas, al estilo del siglo XIX.Como dijera alguna vez Jorge Luis Borges, “ojalá seas el lector que este libro aguardaba”. Sin comparaciones con el maestro, espero que sea así.