Hay en Marita Rodríguez-Cazaux, sensibilidad, inteligencia, sentido del humor, lecturas. Y un fino estilo que nos hace recorrer sus páginas descubriendo belleza, esa belleza inmediata y concreta. En sus narraciones la ilusión, dulcemente ambigua. Inefable. Y la crudeza. El ensueño, la ternura, la mirada comprometida.
Carlos Penelas
Amadas y amantes, no amantes y no amadas, vengativas, frustradas, triunfantes, protagonistas de multifacéticos avatares, reveladoras de cuestiones y cuestionamientos, no son rubias por azar, sino porque no podrían vivir la misma vida con melenas de otro color, ni delante del propio espejo ni frente al mundo.
Sobre ellas, los afortunados y versátiles recursos de la escritora argentina, vuelven a secuestrar al lector de manera potente.
Alejandro Arazo
Marita Rodríguez-Cazaux, tiene la Musa encerrada, no cabe duda.
El sentimiento del lenguaje al recrear la perspectiva de ese instante en que se produce la fascinación, el acierto en la imagen visual hecha palabra, llega desde el aura mágico.
Hilario Fraga Potel
Primorosa artesana del lenguaje escrito, Marita Rodríguez-Cazaux seduce al lector, aviva sus sentidos, estimula la pasión por la palabra y lo conduce hacia al placer más exquisito. Su don lo vitaliza, lo conmueve. Ya no será el mismo luego de haber incursionado sus escenografías.
Loretta Maio
Sus cuentos son un pórtico a paisajes que el lector transita de tal manera mimetizado con la atmósfera que puede afirmarse que lo hace despojado de sí mismo.
De pluma impecable, Marita Rodríguez-Cazaux, se posiciona en merecido espacio de talentosas escritoras argentinas.
Manuel Pardo de León