Inspiraron esta novela hechos y personajes de la vida real, teñidos con toques de ficción.
El ritmo en las pequeñas ciudades de Alemania transcurría apaciblemente hasta que, sin preámbulos estalló la guerra, potenciando nuevas vivencias y desacomodando muchas otras para siempre. Ya nadie sería lo que fue.
Heinz y Monike, dos pícaros jóvenes y de una intuición envidiable, se conocieron tomando clases de teatro en Alemania. Este Adonis, a quien no se le escapaba mujer alguna, quedó totalmente descolocado ante la francesita. El romance se perfilaba como muy prometedor, pero a medida que pasaron los meses él fue llamado al frente y ella decidió volverse a Francia. No era seguro quedarse...
Rápidamente el destino fue tejiendo sus hilos entre los pasivos ciudadanos rehenes de la guerra, poniendo en primera fila la cruda realidad. El aplomo, la salud mental se iba minando. En algún momento surgió el quiebre, ese que modifica todo y a partir del cual nada más recobraría el sentido.
Monike intentará tomar aquello que pudiera reconfortarla para no morir de pena y de culpa. Así fue como su vida comenzó a transcurrir entre soldados, licor y sexo.
Este nuevo camino la trasforma, saca de ella actitudes impensadas. ¿Escandalosas, impulsivas, suicidas?, podría ser...
Heinz construyó esta parte de su historia soportando el dolor, la incertidumbre, y la ausencia, en definitiva, la realidad más descarnada de la guerra. Solamente lo sostenía pensar en su familia y en el amor de Monike.
Tras largos años de hambre, miedo y frustraciones, aprendió a sobrevivir. Nada quedaba del joven díscolo que solo pensaba en disfrutar sin detenerse en nada.
Tuvo la muerte atada a su morral provocándole una carga difícil de llevar, haciéndole sentir que ya nada tenía valor.
La cruenta guerra tuvo para él momentos que lo signaron para siempre, obligándolo a pagar un elevado peaje.
El final de esta historia tal vez nos permita llegar a entender porqué en el amor y en la guerra TODO VALE…