En un tiempo complicado como el que vivimos, y en un mundo en que tanto los medios masivos de comunicación como los vastos emporios editoriales se manejan alegremente teniendo en cuenta el rating como si se tratara de una empresa cualquiera, nadie parece advertir la responsabilidad que le cabe en el campo de la cultura. Por eso, una idea tan feliz -y excepcional- como la que ha tenido Editorial Dunken, debe ser recibida, por lo menos, como una noticia insólita, distinta de los criterios con los que suelen manejarse en general, actualmente las relaciones humanas. A los escritores que se inician, se les abre generosamente la posibilidad de integrar una selección de cuentos. Y esto, en las presentes circunstancias, no puede dejar de recibirse como un hecho especialmente auspicioso. En una época en que los emprendimientos culturales suelen postergarse por falta de medios, es bueno saber que también para otros, las inquietudes intelectuales persisten y muchos no nos resignamos a olvidarlas. Alicia Régoli de Mullen