La autora recrea anécdotas de su infancia vivida en los años 40-50 en el Barrio de Caballito-Flores, donde se crió. Así desfilan por su pluma límpida, personajes de barrio, maestras de escuelas, vecinos, etc. Todas sus notas son verídicas, endulzadas en el calor de la nostalgia y al mismo tiempo con la pena de saber que jamás se repetirán. Así, comenta usos y costumbres de la época en forma risueña, amena e instruida.