Las mismísimas entrañas de la vida, en general, y del amor, en particular, se abrirán, sin dudas, ante los ojos del lector ávido de descifrar los posibles códigos comunes con el autor.Nadie te enseña a vivir muestra las distintas facetas del amor ante un horizonte confiable pero difuso. El juego que propone Juan Bautista Saladino no impone nada. Más bien sugiere. Atrapa y libera; envuelve y desata; conmueve, sacude y congela; aplasta y erige. Invita a entrar y salir por puertas que sólo el lector se atreverá a abrir. El autor apenas nos guía con estratégica sutileza y cada uno se hará cargo del viaje, del destino y del placer y/o el dolor que nazcan de caminar hacia aquel horizonte.